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martes, 28 de abril de 2009

¿Qué son las Runas?

La palabra runa, deriva del antiguo vocablo germano runa, que significa susurrar, o secreto. A su vez, también deriva de runar, que significa símbolo mágico. De acuerdo a esta etimología, podríamos decir que las runas son secretos ocultos, susurrados y, por este motivo, a su conjunto se lo llama el alfabeto mágico.


ORIGEN DE LAS RUNAS

El alfabeto Rúnico, llamado también Futhark, palabra compuesta por las primeras letras del abecedario, se puede clasificar en Germánico, Antiguo inglés, Antiguo noruego y el Gótico. Nosotros tomaremos para nuestra consideración el Germánico. El Futhark tiene más de 500 años antes de Cristo. y representa el saber de los pueblos del norte de Europa, en cada región toma características particulares por las cuales hay cuatro versiones.

Las runas constituyen el alfabeto primitivo de los pueblos de origen germánico. Su utilización fue extendiéndose hacia el norte y el oeste, hasta llegar a la península escandinava y a los pueblos sajones.

Los caracteres rúnicos han estado asociados siempre a cuestiones mágicas y místicas. La palabra runa ha generado mucha especulación; el vocablo gótico runa puede traducir el latino misterium "misterio, secreto". La antigua palabra inglesa rún significa "misterio; consejo; palabra". Probablemente la palabra runa tenga la misma etimología que la palabra alemana raunen, que quiere decir "adivinar". Las runas trasmiten, por consiguiente, un mensaje secreto. Nos remiten también a ciertos poemas eddicos que enumeran las cualidades mágicas de las "poderosas" runas. Cada signo rúnico tendría su propia cualidad. También se recuerda que aquellos que saben grabar las runas gozan de un prestigio muy especial: son los sabios y temibles "maestros de las runas". La razón por la que las runas han estado asociadas siempre a los secretos y misterios es un misterio en sí mismo.

Una teoría sobre la unión de las runas y lo esotérico afirma que los poderes místicos investían al que podía recitar correctamente el abecedario.

Fue Odín el descubridor de las Runas, mientras llevaba a cabo un ritual de autosacrificio. Rajándose primero el cuerpo con la punta de su lanza y acto seguido se ató a Yggdrasill. Durante nueve días rehusó comer y beber. Finalmente fue capaz de adentrarse en las mismísimas entrañas del ser, donde vislumbró los caracteres rúnicos. Con un grito llegó hasta abajo y se apoderó de ellos. El esfuerzo fue tan enorme que la deidad se desmayó, pero atrapó las Runas y ellas fueron su legado para el presente.

Las runas aparecen en la Profecía de Vala como instrumento dejado por Odín para las generaciones futuras. En ellas, está impresa la historia de Escandinava, del norte de Europa, de los dioses celtas de Gran Bretaña, de los etruscos de la Italia arcaica y, de alguna manera, de todos los otros dioses primitivos del resto del mundo. Nueve días y nueve noches pendió Odín del árbol del mundo, el fresno Ygdrasil. La aparición de las runas se debe a este autosacrificio, ya que vinieron en su ayuda para que el creador de los dioses no muriera.

La leyenda del origen vegetal de Odín, hombre-planta que desde ese reino entiende lo inmutable (las piedras), nos da la idea de la profundidad de los conceptos rúnicos. Uniendo los tres elementos (planta, raíz, tronco y copa), podemos ver el ciclo de nacimiento, vida y muerte terrestre.

Odín viaja del Asgard al Midgard, desciende de su condición divina para rescatar las enseñanzas de las runas que se desprenderán de las piedras en forma de mágicos signos. Cada signo estará relacionado con una planta, un sonido, un planeta y un símbolo. La soledad de Odín fue absoluta; su cuerpo desafió al tiempo, pues nueve días pasaron para que se manifestara el resultado. Numero mágico, tres por tres, tres son las runas que potencian la tríada de las nornas.

Odín, protector de las artes y la cultura, tenía el poder de adivinar el futuro, de volar por los aires y cambiar de forma a voluntad. Los pueblos de Suecia, Noruega y Dinamarca le rindieron culto durante siglos y los vikingos se encargaron de difundirlo por otras tierras más lejanas.

Entre los seguidores de Odín, se hallaban gran número de hechiceros, magos y adivinos, quienes utilizaban el método de la magia ninica con gran asiduidad. Lo hacían de acuerdo al Havamal, una Saga ritual supuestamente dictada por Odín, que revelaba los secretos de cada uno de los símbolos.

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